La técnica clásica es descendiente directa de los movimientos más primitivos de desplazamiento sobre la nieve. Es la más recomendable para iniciarse y no hace falta ningún nivel mínimo simplemente estar de pie y avanzar. Coordinamos brazos y piernas alternativamente igual que cuando caminamos pero deslizando sobre nuestros esquís. Dentro de la técnica clásica existen varias variantes siempre partiendo del paso llamado “elemental” que el esquiador va aplicando según su nivel, velocidad y orografía del terreno. Es imprescindible que para una buena práctica de esta técnica el circuito tenga lo que llamamos “huella” que es por donde deslizaremos nuestros esquís.
El material tendrá que ser en consecuencia a nuestro nivel para poder realmente disfrutar de este deporte. Utilizaremos esquís y botas específicos para esta técnica. Para los noveles lo más recomendable es el utilizar esquís de escamas, así evitaremos todos los problemas que podemos tener de cera para el agarre del esquí en las subidas. Estos esquís están dotados de unas escamas situadas en la suela, en la zona del patín y al aplicar nuestro peso estas entran en contacto con la nieve permitiéndonos el impulso para avanzar. Para los más experimentados es recordable utilizar esquís de cera, es decir que sustituimos lo que son escamas por unos productos que colocaremos también en la suela y que nos proporcionarán el agarre. Son esquís más rápidos pero hay que elegir muy bien la cera para poder tener un buen agarre y poder impulsarnos con eficiencia. El tipo de cera que utilizaremos dependerá de la temperatura del aire de la nieve, humedad del aire y tipo de cristal de la nieve.
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